miércoles, 22 de agosto de 2012

"Los Dragones atemporales..."

Por veces cuando sentimos que las fuerzas nos abandonan y el alma nos grita desesperada por un poco de paz, aparecen así de la nada esos mágicos designios de los dioses que nos ofrecen un remanso de vida para oxigenar nuestro espíritu y una jornada mas leve que nos permite reflexionar en profundidad sobre cosas que antes no habíamos dado por ellas.
LOS DRAGONES ATEMPORALES”:
Yo les doy este nombre a los seres que andan por la vida lanzando llamaradas de fuego, atemorizando e intentando destruir todo aquello que se interpone entre sus necesidades de satisfacer solo su desgraciada insatisfacción.
Caprichosos, altaneros, arrogantes, combativos y por sobre todo inseguros, andan por el mundo sin haber percibido de que su tiempo ya ha pasado.
Algunos feudales y otros que no lo son, andan pregonando sus estúpidas verdades, que por ser atemporales, han pasado de moda.
Se muy bien que las modas van y vienen, pero los dragones estos, pobres seres salidos de libros de cuento, dan mas pena que sorpresa.
Ya sus castillos amurallados se han quedado sin princesas que codiciar ya que estas se han dado cuenta que no es bueno ni agradable sentirse prisioneras de estos bichos malolientes y llenos de cenizas.
Ellas han preferido evolucionar y ejercer sus derechos a la libertad sin demasiados alardes de grandeza, simplemente su corazón grito mas alto que los rugidos desafinados y fuera de todo pentagrama de estos anticuados carceleros, que solo conocen de la fuerza amedrentadora de sus fumarolas y marcharon en puntillas de pie en busca de dulces lunas de papel que le acaricien el alma.
Sera que nada los hace callar?
Sera que nunca encontraran alguien que les de un buen azote en el hocico?
Creo que solo es cuestión de tiempo, ese tiempo que todo lo ordena, que todo lo equilibra.
Y se han preguntado que pasará cuando se les termine el combustible y se queden sin sus llamas?
Solo serán algo mas que nada y desaparecerán de todo horizonte perceptible muriendo en el tiempo y en el espacio sin importarles a nadie y mucho menos a las princesas que prefirieron alpargatas descoloridas y pantalones gastados a una prisión rodeada de promesas incumplidas, con babosas y falsas palabras dulces.